La freakin' pandemia
December 14, 2020
Sin duda alguna, 2020 ha sido un año muy diferente a los otros. Estamos viviendo una situación excepcional que nos ha afectado a todos–la pandemia del nuevo coronavirus. El virus, el confinamiento, la incertidumbre, y todos los cambios a los que hemos tenido que adaptarnos en el transcurso de este año, han alterado nuestra forma de vivir. Esto, por lo tanto, ha causado en muchas personas un colapso psicológico.
Se puede decir con mucha certeza que la felicidad en tiempos de COVID-19 se ha reducido. Y esto no solo es normal, dadas las circunstancias, sino que es de esperarse. Una pandemia es un acontecimiento traumático.
Generalmente, cuando escuchamos la palabra trauma pensamos en eventos violentos que marcan nuestras vidas rotundamente. Sin embargo, el trauma psicológico no siempre es causado por una experiencia de violencia.
Buscando una clara definición de trauma, me encontré con este concepto que lo describe perfectamente. Dice:
“Un suceso traumático es un acontecimiento negativo intenso que surge de forma brusca, que resulta inesperado e incontrolable y que, al poner en peligro la integridad física o psicológica de una persona que se muestra incapaz de afrontarlo, tiene consecuencias dramáticas.” (DGT)
Teniendo esta definición en mente, se puede percibir y entender los cambios emocionales que hemos tenido en el 2020. La crisis del nuevo coronavirus ha sido un evento traumático individual y colectivo. La pandemia cambió la vida cotidiana de todos, causando estrés, miedo, incertidumbre, y muchos desafíos. Por lo tanto, en algún momento, todos hemos tenido un bajón emocional.
En lo personal, a mí me gustan las platicas sobre la salud mental, la emociones, y las realidades que a veces queremos esconder y olvidar. Teniendo este tipo de conversaciones con amigos y conocidos este año, me di cuenta que muchos hemos sentido el peso de la anhedonia–la incapacidad sentir placer y disfrutar de lo cotidiano.
Ahora, los hedonismos cambian. Es normal que cambie el nivel de placer que sentimos al hacer algo que hemos hecho por mucho tiempo. Y es normal que te deje de gustar algo y que ya no te satisfaga. Pero presentar una incapacidad de disfrutar de las cosas agradables de la vida es un síntoma de algo que puede llegar a ser grave.
La lamentable pérdida de un ser querido, la pérdida del trabajo, el acumulamiento de gastos, el cierre de centros educativos, el distanciamiento social, el confinamiento, el aislamiento… todas estas son situaciones que estimulan distrés (estrés negativo). Y es este estado de desequilibrio psicológico que conlleva a cambios de ánimo y de comportamiento.
En otras palabras, nuestra reacción ante esta situación anormal ha sido completamente normal–las ocurrencias de este año han sido muy inusuales y difíciles, tanto así que han impactado nuestros cuerpos y mentes.
Para mí, el saber que el pequeño bajón que sentí meses atrás fue una reacción natural y común al distrés prolongado, me trae paz y me recuerda que no soy un caso aislado. Mis emociones–si siento demasiado o si no siento nada–y mi realidad no deberían de avergonzarme.
Tener anhedonia, ser insomne, caer en depresión, tener ansiedad, o desarrollar un trastorno alimenticio no son cosas que deberíamos de ocultar por vergüenza.
Este año ha sido abrumador para TODOS. No sos la excepción. Permitite sentir. Pedi ayuda si la necesitas. Y seguí adelante.
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Estas son algunas de las cosas que me ayudaron a mantener un balance emocional en estos tiempos:
- Dios
- Hay muchos estudios que demuestran que la fé en un ser superior tiene un efecto positivo en la salud mental de las personas. Yo estoy de acuerdo. Mi fé–la práctica diaria de orar, adorar, y amar a Dios–es lo que me dá la fuerza para seguir adelante.
La familia y los amigos
Las pláticas genuinas con personas a las que quiero son y serán una de mis cosas favoritas en la vida. Hablar, reir, y gozar con seres queridos me llena el corazón.
Dar
Estoy muy agradecida de tener la oportunidad de compartir lo que tengo con otras personas. A mi me trae MUCHA alegría el poder ayudar a otros. En ningún momento pensé en dejar de hacer Outreach, un projecto que toca las vidas de niñas y mujeres en prostitución en Managua. Aunque mi salario había reducido mas de un 50% por la pandemia, me propuse seguir dando. El proyecto creció, mi salario se redujo nuevamente, pero milagrosamente–con el apoyo de amigos–Outreach siguió. Y seguimos!
Marley
Saber que soy responsable por otro ser, aunque ese ser sea una perrita, me ha motivado a salir de cama cuando mi mente y mi cuerpo han tratado de convencerme que durmiendo se arregla todo (lies). Marley es un amor...y una cosita que demanda la atención de todos los que la rodean. A veces, el jugar con ella (y reirme a carcajadas de sus travesuras) me es muy terapéutico.
Mimosas
2x1 mimosas en Café las Marias todos los fines de semana.
¿Necesito decir mas? I don’t think so.
¡El 202o está por terminar!
Si te gusta la psicología y los podcasts, te recomiendo escuchar ENTIENDE TU MENTE.